1 de abril de 2011

Japón, su tercera semana en crisis


La crisis nuclear y humanitaria de Japón entró en su tercera semana el viernes y la radicación continuaba filtrándose de una planta nuclear, mientras miles de personas sin hogar trataban de reconstruir sus vidas, con poca esperanza de una rápida solución.

Mientras Tokyo Electric Power trata de recobrar el control de su planta nuclear ante cada vez más críticas y haciendo frente una enorme factura potencial por compensaciones, el Gobierno supuestamente adoptaba medidas para controlar la eléctrica.

El Gobierno dijo que aún tenía que decidir cómo apoyar a la empresa, que está lidiando con la peor crisis nuclear desde el desastre de Chernobil en 1986, y podría tener que abordar reclamaciones que superan los 130,000 millones de dólares, según un banco de inversión de Estados Unidos.

En el devastado noreste del país, muchos japoneses sólo ven los restos desperdigados de sus casas y vidas tras un terremoto de 9.0 de magnitud y un posterior tsunami, que el 11 de marzo causaron unos 28,000 muertos o desaparecidos.

Se ha detectado en el agua de mar cercana a la planta, una radiación que supera unas 4,000 veces el límite legal, ya que agua contaminada que ha sido usada para refrigerar las barras de combustible de los reactores se filtra al océano.

Además, los altos niveles de radiación fuera de la zona de exclusión de 20 kilómetros han puesto más presión sobre el Gobierno para que extienda su radio.

Más de 172,400 personas siguen viviendo en albergues en el noreste de Japón. Muchas zonas devastadas parecían un desguace lleno de basura, con coches que han quedado al lado de edificios derrumbados y barcos todavía sobre carreteras y zonas altas lejos de la costa.

Más de 70,000 personas han sido evacuadas de la zona de exclusión y otras 136,000 que viven en un radio de 10 km han recibido la recomendación de abandonar sus hogares o permanecer en interiores.

El jefe del Gabinete, Yukio Edano, dijo que la evacuación de las personas cerca del complejo dañado Fukushima Daiichi, a 240 km al norte de Tokio, sería una operación a "largo plazo".

Los expertos nucleares dicen que podría llevar años, posiblemente décadas, hacer segura la zona próxima a la planta.

Mientras miles de personas continúan desaparecidas y muchas zonas están fuera del alcance de los equipos de rescate por los altos niveles de radiación, fuerzas japonesas y estadounidenses pronto comenzarán una búsqueda conjunta de cadáveres.

El primer ministro, Naoto Kan, está sometido a una enorme presión mientras trata de gestionar la peor crisis de Japón desde la Segunda Guerra Mundial.

La factura de los daños podría superar los 300,000 millones de dólares, lo que lo convertiría en el desastre natural más costoso del mundo, y plantea dudas sobre la tercera mayor economía del mundo.

La actividad manufacturera de Japón bajó a un mínimo de dos años en marzo y presentó la mayor caída mensual de la que se tiene constancia, ya que el terremoto y el tsunami afectaron a la cadena de suministro y producción.

El Gobierno japonés podría tener que gastar unos 10 billones de yenes (120,000 millones de dólares) en presupuestos de emergencia y reconstrucción, señaló el jueves el viceprimer ministro del país, Mitsuru Sakurai.

Persisten los temores de radiación

Francia -el país más dependiente de la energía nuclear del mundo- pidió nuevas normas nucleares y una conferencia mundial en mayo, mientras el presidente Nicolas Sarkozy realizó una rápida visita a Tokio el jueves para mostrar su apoyo.

Francia es un líder mundial en la industria nuclear, y París ha enviado expertos de la empresa estatal de fabricación de reactores nucleares Areva para trabajar con los ingenieros japoneses.

Otras naciones también están acudiendo en ayuda de Japón.

Estados Unidos y Alemania están enviando robots para ayudar a reparar y explorar la dañada plata de Daiichi. La agencia Kyodo dijo que unos 140 expertos en seguridad radiológica del Ejército estadounidense visitarían pronto el país para ofrecer ayuda técnica.

Trabajadores nucleares de Estados Unidos estaban siendo reclutados para unirse a los equipos de recuperación en Fukushima y comenzarán a volar al país el domingo.

Uno de los encargados de contratar personal en la empresa de especialistas en industria nuclear Bartlett Nuclear en Plymouth, Estados Unidos, dijo que no habrá personas que entren rápidamente en lugares altamente radiactivos para ejecutar tareas. Esta práctica era común en EEUU en las décadas de 1970 y 1980.

"TEPCO está trayendo robots para contribuir a limitar la exposición humana a altos niveles de radiación", dijo Joe Melanson.

La Agencia Internacional de la Energía Atómica (IAEA, por sus siglas en inglés), que dice que la situación en la planta de Fukushima continúa siendo muy grave, ya tiene dos equipos en Japón, supervisando los niveles de radiación.

El desastre japonés ha revivido un acalorado debate sobre la seguridad y los beneficios de la energía atómica.

‘Canibalismo' entre animales

Ilustrando los tiempos terribles y surrealistas que está viviendo Japón, la primera cita médica de un bebé recién nacido no fue con un pediatra, sino un medidor de radiactividad.

"Estoy muy preocupada por la radiación", dijo Misato Nagashima mientras llevaba a su bebé, Rio, nacido cuatro días después del terremoto, para una prueba en una población en la prefectura de Fukushima.

El ministro de Comercio, Banri Kaieda, dijo que los pollos y cerdos que habían sido abandonados por los granjeros en la zona de evacuación estaban recurriendo a métodos desesperados.

"Ha pasado una cantidad de tiempo considerable y estoy escuchando que ha habido episodios de canibalismo", dijo.

La vida en Tokio, la capital de 13 millones de personas, volvía poco a poco a la normalidad tras un mal servicio de trenes los primeros días después del desastre, cuando los empleados se quedaban en casa y los productos como pan, leche, papel higiénico y pañales escaseaban.

Pero los residentes de Tokio se preocupan por la expansión de la radiación y por si se produce otro gran terremoto.

"Me alejo de mi casa como mucho a una distancia que pueda regresar caminando y llevo mi bolsa de emergencia conmigo", dijo Noriko Ariura, rebuscando en un bolso que llevaba una radio, una linterna, agua embotellada y medicamentos.