30 de junio de 2010

Acusan a un educador de un centro de menores canario de abusar de niños

Un educador de uno de los mayores centros de acogida de menores de Santa Cruz de Tenerife está acusado de abusar de al menos diez niños a lo largo de dos décadas. Cuatro víctimas han denunciado al presunto agresor, que trabajaba en la Casa Cuna de Ofra.

El Cabildo de Tenerife, a través del Instituto de Atención Social y Sociosanitaria (IASS), ha informado hoy de que se ha personado en el proceso judicial abierto. En un comunicado, pide "prudencia" ante este caso que se está investigando por la vía judicial y advierte que el daño a los menores, a los profesionales y al centro, que depende del IASS, "puede ser irreparable en la medida en que se produzcan generalizaciones injustas".

Según informa el diario digital 'CanariasAhora.es' la causa fue abierta en enero a raíz de la denuncia de una de las posibles víctimas, "que sigue como menor en la Casa Cuna". "Tras su declaración salieron a relucir más nombres de otras posibles víctimas", asegura la información.

Al parecer, el educador podría rondar la edad de jubilación y "en la actualidad está libre con cargos y es liberado sindical".

El diario canario detalla que la Policía Judicial habría encontrado pruebas de los abusos en fotografías y vídeos, además de otros datos en el disco duro de su ordenador.

La investigación la lleva a cabo el juzgado de Instrucción 2 de La Laguna, que decretó el ingreso en prisión del acusado en dos ocasiones, entre enero y abril, ambas recurridas por su abogado.

Según la abogada Natalia Domínguez Castilla, que representa a dos de las posibles víctimas, el acusado tiene preferencia por los menores entre 12 y 15 años. "Se aprovechaba de su cargo como educador dentro de la Casa Cuna de unos menores con una gran carencia afectiva. Hasta le han llegado a considerar un padre", dice.

La representación legal de los dos menores que siguen en la Casa Cuna ha sido asumida por los servicios jurídicos del Cabildo de Tenerife, del que depende su guarda y custodia.

FUENTE: EL MUNDO