
¿Se puede pelear una guerra con máquinas que se portan bien y hacer el conflicto más "seguro para los humanos"? Ésa es la seductora visión, y la esperanza, de quienes investigan y trabajan en el futuro de la robótica militar.
De hecho, ya se está trabajando en modelos que se alimentan de material orgánico (¿cadáveres incluidos?) y en Estados Unidos una oficina del gobierno pidió que se realice un estudio sobre la ética de los robots.
Con 8.000 robots en uso, algunos creen que se puede generar una revolución militar.
Actualmente la mayoría de los que están presentes en el terreno tienen por delante tareas que no implican combatir, como desactivar bombas, a diferencia de los letales aviones no tripulados.
Pero Bob Quinn, que trabaja para la filial estadounidense de QinetiQ, una compañía británica que fabrica robots, asegura que el futuro promete más robots armados en el campo de batalla, incluidos vehículos sin conductor.
"Cuanto más cerca se está de recibir un disparo, más se entiende el valor de tener la capacidad de usar armas a distancia", explica.
Cualquiera que haya visto las películas de Terminator puede encontrar esta idea un tanto tenebrosa. Quinn admite que entre militares de alto rango "películas de ciencia ficción causaron gran angustia".
É insiste en la necesidad de asegurarse "de que los robots armados sólo funcionen bajo el control de los soldados y nunca de forma independiente".
Pero la velocidad de la guerra moderna puede hacer que el control humano directo sea difícil, dice Peter Singer, autor del libro Wired for War.
Singer pone como ejemplo el sistema automatizado de artillería desplegado en Afganistán.
De hecho, ya se está trabajando en modelos que se alimentan de material orgánico (¿cadáveres incluidos?) y en Estados Unidos una oficina del gobierno pidió que se realice un estudio sobre la ética de los robots.
Con 8.000 robots en uso, algunos creen que se puede generar una revolución militar.
Actualmente la mayoría de los que están presentes en el terreno tienen por delante tareas que no implican combatir, como desactivar bombas, a diferencia de los letales aviones no tripulados.
Pero Bob Quinn, que trabaja para la filial estadounidense de QinetiQ, una compañía británica que fabrica robots, asegura que el futuro promete más robots armados en el campo de batalla, incluidos vehículos sin conductor.
"Cuanto más cerca se está de recibir un disparo, más se entiende el valor de tener la capacidad de usar armas a distancia", explica.
Cualquiera que haya visto las películas de Terminator puede encontrar esta idea un tanto tenebrosa. Quinn admite que entre militares de alto rango "películas de ciencia ficción causaron gran angustia".
É insiste en la necesidad de asegurarse "de que los robots armados sólo funcionen bajo el control de los soldados y nunca de forma independiente".
Pero la velocidad de la guerra moderna puede hacer que el control humano directo sea difícil, dice Peter Singer, autor del libro Wired for War.
Singer pone como ejemplo el sistema automatizado de artillería desplegado en Afganistán.