19 de junio de 2009

VOTAR O NO VOTAR O REBOTAR.


De siempre se nos dijo que era un derecho ciudadano, aunque a veces lo vimos más como una obligación originada en la tradición de nuestros padres y abuelos de ir a votar en cada jornada electoral.

Y quizá no nos llamaba la atención porque ya percibíamos que no todo era miel sobre hojuelas y que las promesas de los candidatos NUNCA eran por escrito. Por lo mismo, aquello de que "las palabras se las lleva el viento" -frase de esos mismos abuelos votadores- nos hacían rebotar de disgusto cuando veíamos que trienios y sexenios iban y venían y nunca acabábamos de salir del hoyo.

Sin entrar en detalles, pues no soy político ni nada que se le parezca, al nivel de simple ciudadano de a pie, he advertido, quizá igual que usted, que no por nada el llamado de algunos activistas a anular los votos en las elecciones del próximo 5 de Julio quizá no sea tan descabellado y que por algo está causando mella hasta en las mismas entrañas del IFE.

Y asimismo, como ciudadano de a pie, pero con una intención sana, quisiera preguntar a usted: ¿Qué hará?

Votar, como se nos dijo siempre, es un derecho, pero el sentido común o al menos así quiero pensarlo, ha impulsado a algunos a manifestarse y decir que es mejor que se anule. Cuestión de enfoques. Inmersos en una crisis mundial que ha obligado a muchos a apretarse el cinturón,

podríamos dejarnos llevar por una desesperación inherente a esa misma crisis y suponer que en verdad anular el voto sea la mejor opción. Mas, dígame usted: ¿A quién se le anotan esos votos nulos en caso de que se hagan? ¿A quien beneficia realmente?

Puede ser que expertos en politología me jalen las orejas por decir esta clase de cosas, yo que ni pude votar en las pasadas y antepasadas elecciones por haber estado tantos años fuera de México. Pero precisamente, porque he regresado luego de esos años (una década para ser exactos) y he visto que las cosas en lugar de mejorar empeoraron y que aquellas noticias que leía en la prensa sudamericana y mundial no eran ni tantito así de exageradas, pues por obvias razones llaman mi atención y hacen que me pregunte y le pregunte a usted:

"Oiga, ¿qué de verdad no podemos organizarnos y ser cada uno un ente pensante y decidir por sí mismo qué hacer ante los reclamos publicitarios?" Esos mismos anuncios que nos dicen que... bueno, usted ya sabe bastante bien qué es lo que cada partido dice de sí mismo, pues bastante bombardeados estamos ya de spots televisivos y radiofónicos y vaya que algunos son significativamente de tan baja calidad que no hace falta demasiado de ese sentido común para darse cuenta que son harto harto molestos. Y lo peor, que casi ninguno nos dice por CUAL PERSONA votar. Con todo, prefiero invocar mis neuronas (¿me quedará alguna después de escribir esto?) y tratar de pensar qué tanto vale la pena votar, dejar el voto nulo o re-botar después por no haber hecho lo correcto.

Troy