Iconos de la cultura pop en América Latina, de esos que están en los verdaderos altares de la historia, hay pocos.
Brasil tiene el suyo propio... y es mexicano: "Don Ramón", el cascarrabias y desempleado solterón de "El Chavo del 8".
Brasil no fue una excepción al éxito de la serie en toda América Latina, pero la popularidad de "Don Ramón" sí que no tiene comparación posible.
Seu Madruga -como es conocido en portugués- incluso se codea en el Olimpo de las camisetas con el mismísimo retrato que le hizo Korda al guerrillero argentino-cubano Ernesto Guevara.
El éxito brasileño del más moroso de los personajes de "El Chavo del 8" parece no tener límites. Bandas de rock llevan su nombre y hasta videojuegos se han inspirado en su figura. La serie sigue triunfando en América Latina, pero en Brasil, los laureles los acapara "Don Ramón".
Perezoso, desaliñado e impaciente -sobre todo con los niños-, "Don Ramón" conquistó a los brasileños con su buen corazón, pero mucho más por la fatalidad sempiterna de su destino y por su actitud ante la vida.
"No hay nada que dé más trabajo que vivir sin trabajar". "No existe trabajo malo, lo malo es tener que trabajar". "Yo siempre dejo las vacantes de empleo para los más jóvenes, y vengo tomando esa noble actitud desde los 15 años".
Esas son algunas de las frases lapidarias de "Don Ramón" en la serie y que los brasileños han elevado a la categoría de aforismos. Una especie de 'contrafilosofía' de vida que sigue creando legiones de seguidores, sobre todo, entre los más jóvenes.
"Malandraje"
"Es el que tiene más pinta de brasileño. Parece el típico inmigrante del nordeste que llegó a la gran ciudad y vive con esa 'ética del malandraje' tan nuestra", le explica a BBC Mundo desde Sao Paulo Pedro Nogueira, uno de tantos seguidores de "Seu Madruga".
Para Nogueira, quien es periodista, el éxito de "Don Ramón" está en ser el perfecto retrato del "pícaro que vive sin empleo, de pequeños trabajos y que intenta salir adelante con pequeñas mentiras".
"Siempre trata de evitar pagar el alquiler pero sin enfrentarse directamente a "Don Barriga". Eso, la picaresca y el malandraje es algo que está incluso en las bases de la literatura y la música brasileña".
Y es que el "malandro" está tan instalado en la cultura popular brasileña que Chico Buarque le ha dedicado numerosas canciones e incluso una ópera.
Fenómeno en internet
En las redes sociales en internet, son infinitas las páginas dedicadas a "Don Ramón". No faltan las que lo promocionan para presidente, ni las que ven en él a un anarquista o un punk.
En Orkut, una de las más populares tiene más de medio millón de seguidores. Otra, con casi 350.000 dice que "Seu Madruga es brasileño".
"Don Ramón", fumador compulsivo, siempre trata de evitar que las travesuras de los niños provoquen males mayores y, como si jamás aprendiera la lección, acaba llevándose la peor parte: las bofetadas de "Doña Florinda", la madre de "Kiko".
Padre de "Chilindrina" -Chiquinha, en portugués-, huérfano de madre desde su nacimiento le debe 14 meses de alquiler a "Don Barriga", dueño de la villa, recibe continuos e injustos bofetones de "Doña Florinda" y reprende con coscorrones al protagonista, "el Chavo".
Pero también enseña. Tal vez, con profunda sabiduría es capaz de enseñar. Para muestra, la frase más repetida en la red de "Don Ramón" "al Chavo": "La venganza nunca es buena, mata el alma y la envenena".
Han pasado casi 22 años desde que falleció Ramón Valdés, el actor mexicano que le dio vida, y sigue cosechando homenajes brasileños: ahora un libro obra del joven carioca Pablo Kaschner.
"Seu Madruga: vila e obra" comienza por el capítulo 14 y llega hasta el primero, quitando así uno por cada mensualidad de alquiler atrasado que Don Ramón le debía al "señor Barriga", el dueño de la barriada.
El topicazo de "vida y obra" que acompaña las biografías, en este caso es "villa y obra", un juego con el que desde el título el autor invita a redescubrir al personaje.
"Don Ramón tiene éxito en Brasil porque representa como nadie eso del jeitinho brasileiro, el vivir sin muchos recursos. Es la perfecta metáfora", le dijo a BBC Mundo Kaschner.
"Es la antítesis de lo que la sociedad de consumo espera de un adulto", pero, aclara, "es un malandro de buen corazón, no hace mal a nadie, sólo quiere vivir tranquilo, sin tener que levantarse temprano por la mañana para trabajar".
El éxito de la serie lo ve Kaschner en que "antes de educar buscaba hacer reír". Y "Don Ramón", como explica el autor, es que es de todo menos "políticamente correcto".