30 de abril de 2010

China quiere volver a deslumbrar al mundo

Este viernes se inaugura la Exposición Universal de Shanghái. Según medios públicos, China gastará más en este evento que en los Juegos Olímpicos de Pekín de 2008.

Se espera que 70 millones de personas -la mayoría de ellas ciudadanos chinos- visiten los pabellones y exposiciones que representan a más de 240 países y organizaciones de todo el mundo.

En cualquier caso, resulta difícil saber a ciencia cierta para qué sirve hoy en día una exposición universal.

La primera de la historia, celebrada en Londres en 1851, estaba diseñada para demostrar el poderío industrial, militar y económico del Reino Unido.
Para China, la Exposición Universal de Shanghái no es menos importante. Según funcionarios chinos, es una oportunidad de promover el "poder blando" del país, para mostrar su creciente influencia en el mundo y, por supuesto, para que otros países intenten ganarse la simpatía de China.

Los pabellones nacionales, algunos de ellos con extraordinarias estructuras, ponen en evidencia hasta qué extremo están dispuestos a llegar algunos países para estrechar sus lazos con los anfitriones.

Pero en un momento en el que se puede intercambiar información de manera instantánea a través de las nuevas tecnologías ¿existe la necesidad de gastar miles de millones de dólares en organizar un evento de este tipo?

La portavoz de la Expo de Shanghái, Xu Wei, cree que sí.
"Es una gran plataforma. Un gran evento para intercambios culturales", asegura.
"Estamos trayendo al mundo entero -países diferentes, gente diferente- así que es una buena oportunidad para la población china de tener un contacto cara a cara con la sociedad internacional".

Pero fuera del recinto de la Expo, algunos se quejan de que las autoridades chinas intentan restringir ese tipo de contactos.
Feng Zhang Hu es un activista que recibió atención mundial este año cuando acampó en el aeropuerto de Tokio, en Japón, para protestar por la negativa de las autoridades chinas a dejarle regresar a su Shanghái natal.

Ahora, de vuelta a la ciudad, se queja de que en los últimos días ha sido confinado en su apartamento.

Cuando la BBC lo visitó, los funcionados aparcados delante de su casa revisaron nuestras credenciales y, sólo después de comprobar que éramos periodistas extranjeros, nos dejaron entrar.

Feng explica que a otros visitantes no se les ha permitido la entrada.

Además, la semana pasada la policía confiscó cuatro de sus computadores en medio de la noche y le detuvieron brevemente.

Ha intentado crear en internet una Expo alternativa en la que se muestren los errores de la justicia.

"Las autoridades de Shanghái están muy nerviosas por la Expo", afirma.

"Han prometido que se celebrará sin ningún problema. Están bajo mucha presión. Es por eso que han adoptado medidas extremas contra gente como yo".
Yami
Fuente: BBC Mundo