3 de febrero de 2010

EL CULTO PAGANO QUE ACOMPAÑA A LA PRESENTACIÓN DEL NIÑO JESÚS REACTIVA LA ECONOMÍA LOCAL, EL MILAGRO OCURRE

San Martín Texmelucan Puebla, 2 de Febrero de 2010.-
La presentación del niño Jesús en el templo, se conmemora en este día y en medio del aroma a romero y de una reactivación económica, por lo menos en el ramo relacionado a los enseres paganos que acompañan a esta actividad religiosa, proveedores de dichos servicios reconocen que esta venta podrá apuntalar a la economía local.
En medio de la lluvia y lo incomodo del temporal, caminaba toda la familia, o por lo menos las mujeres quienes llevan consigo al Niño Dios cubriéndolo con una “sabanita” especial, exclusiva, solo la ocupan para cubrir esa imagen y con los recursos que “Dios socorrió” se apresuran a tomar decisiones, ¿qué va a llevar marchanta? ¡Tenemos al niño de las palomas, al niño doctor, mire seño, el niño de la abundancia y el niño del Sagrado Corazón de Jesús son los que más están jalando! ¡Llévelo marchanta! El peregrinar en pleno, no importa la lluvia, la concurrencia es grande y las calles parecen insuficientes para arropar a tantos devotos que se aprestan a cumplir con el culto religioso.
¿De a cómo la sillita? ¡Diez pesos la más chiquita! ¡O si quiere la base para que el niño este paradito o el canasto, se lo consigo patrona, aquí le consigo lo que usted guste! Argumenta la ayudante del puesto que habla de un negocio familiar en donde todos se aprestan a no dejar ir al cliente, en los alrededores del mercado, tan en serio esta la vendimia que el pago a fomento económico parece no ocupar ni preocupar a los vendedores; “si patrona es la temporada ahí Diosito nos ayudará a saca r los gastos, pa´todo sale oiga uste Dios es grande no nos deja de su mano” comenta una señora mientras saca billetes hechos bolas de la bolsa de su delantal para dar cambio de un billete de a cien pesos.
Los precios del atuendo varían según el costo y el tamaño, y la variedad de la ropa es casi la misma entre puesto y puesto, la mayoría en los portales de alrededor del mercado y calles aledañas, algunos comercios y boneterías también ofrecen todos los elementos el Báculo, las potencias, las palomas, los huaraches, el ropón, la ropa interior, cinco pesos cada manojo de romero, todos cuestan lo mismo, aunque no en todos los puestos es la misma cantidad, algunos tienen flores blancas, otros no, lo importante es la decisión personal y estar listos para asistir a la santa misa con el niño bien arreglado.
Felices lucían los vendedores, los molinos de nixtamal se veían concurridos por las mujeres, que además de los acostumbrados tamaleros, acudías a comprar su masa para los tamales, de dulce de verde o de roja, hoy, como consecuencia, como lo marca la tradición, de haber obtenido el compromiso del muñequito en la partida de rosca, deberán corresponder con los tamales, hoy también se entrega al niño Dios que se levantó del nacimiento el seis de enero y habrá que comprar además un canasto de fruta, de a cien pesos el más pequeño “pero que cree uste la gente si le gasta al compromiso de los compadres y casi todos se llevan el canastote su precio depende de lo que le quiera poner de fruta, no le doy un precio único”.
Finalmente los ramos o arreglos de flores también escoltan tan importante entrega, así que los precios se ajustan a la capacidad del bolsillo de cada católico que cumple con la tradición de una fiesta pagana que rodea a la tradición de las sagradas escrituras de la cultura judía que consistía en presentar al templo al recién nacido y como lo reza el fervor, a los 40 días de nacido el hijo de Dios fue presentado por José y María al templo y a los más de dos mil años de dicho acontecimiento, el hijo de Dios opera el milagro para los hombres de poca fe, ya que con el culto pagano se reactiva la economía de todos esos vendedores que acuden a las calles céntricas de la ciudad de México a hacer sus compras al mayoreo, hoy aun habrá compradores, seguramente el resto de la semana continuarán, el circulante recorre los bolsillos y la gente sigue sintiendo el milagro que acaba con la cuesta de enero.