El animé, la estilizada animación japonesa que se ha vuelto muy popular en todo el mundo, ayudó a reconfigurar la imagen del país como un líder a la hora de marcar tendencias culturales. Pero detrás de bambalinas, no todo es color de rosa.La industria de la animación en Japón atraviesa problemas. Los dibujantes de animé están descontentos y trabajan muchas horas por poco dinero. Las ventas han ido en descenso. Además, la competencia crece rápido en todo Asia. Estudios en China y Corea del Sur ahora producen programas de alta calidad al estilo del animé, con la ayuda de mano de obra más barata y, en algunos casos, subsidios del gobierno.
En un país que era conocido por sus manufacturas, el animé creció hasta convertirse en la exportación cultural más popular de Japón, e influenció a los artistas de la animación en todo el mundo, con seguidores tanto adultos como niños. La película de animé El viaje de Chihiro ganó el Oscar en 2002 a la mejor película de animación, y antes de eso la franquicia Pokémon se había convertido en un popular programa televisivo y un éxito de taquilla en todo el mundo.
Una población cada vez menor de niños en Japón ha desalentado a fabricantes de juguetes, cadenas de televisión y otros patrocinadores tradicionales de financiar programas nuevos. Eso ha llevado a muchos estudios de animé —la mayor parte de los cuales son pequeñas empresas— a producir pornografía suave animada y películas violentas dirigidas a audiencias adultas
Al mismo tiempo, YouTube y otros servicios gratuitos de Internet han perjudicado las ventas de DVD. Las ventas de DVD de animé producido en Japón cayeron 18% frente a un año antes, a 72.800 millones de yenes (alrededor de US$800 millones) en 2008, tras alcanzar un máximo de 93.700 millones de yenes en 2006, según la Asociación de Software para Video de Japón.

La moral está por el piso. Ejecutivos de la industria estiman que nueve de diez trabajadores nuevos renuncian antes de los tres años, y muchos empleados talentosos optan por empleos mejor remunerados en sectores como los videojuegos. Una encuesta realizada este año para ejecutivos de la industria mostró que los animadores de veintitantos años ganaban en promedio sólo 1,1 millones de yenes (US$11.000) al año, mientras los de treintaitantos ganaban 2,1 millones de yenes.
La mayoría de los dibujantes jóvenes de animé trabaja como freelance y a menudo carece de beneficios laborales. A muchos les pagan según la cantidad de bosquejos que producen, y ese precio ha cambiado poco en 30 años.
Yami