Lo último de Hideki Tamiya, Bayonetta, está causando furor desde su lanzamiento en tierras japonesas. El juego ha sido subido a los altares tanto por la prensa japonesa como por los afortunados jugadores del país nipón que tienen al videojuego en un lugar especial de sus estanterías. Las expectativas de Bayonetta son tan altas que han sobrepasado las propias previsiones iniciales, donde el escepticismo era el orden reinante ante la apuesta arriesgada de lo que podía ser una nueva concepción de Devil May Cry bajo la creatividad de Platinum Games.No vamos a hacer un recorrido por las fases que pudimos jugar a Bayonetta, exactamente al prólogo y los cuatro primeros capítulos de juego, porque una de las premisas de Bayonetta, su punto fuerte, es su capacidad de sorprender al jugador en cada momento. Es una caja de sorpresas que logra hipnotizar al usuario con su ingente oferta visual, artística y belleza en conjunto que sólo puede ser comprendida si se ha jugado.
Una simple pincelada inicial a modo de prólogo dice todo lo que es Bayonetta. Un comienzo fuerte donde nuestra bella protagonista, una bruja perdida en sus recuerdos, lapidada por su pasado y confusa en su presente, está vagando sin remedio en un mundo guiado por sus sensaciones. Bayonetta es una viva reencarnación de una personalidad sin nombre, una mujer que sabe bien lo que hace pero sin saberse encuadrar a sí misma en un momento; es una dama de sensaciones que las proyecta hacia el propio jugador para seducirle y guiarle por sus escenarios.
La elección de la protagonista responde al concepto japonés de belleza, donde la mujer de occidente es el ejemplo de belleza femenina. Grandes ojos, piernas largas, pelo liso y prolongado, ojos profundos, boca grande… todo es llevado a la protagonista de Bayonetta, que lejos de ser un sueño húmedo para cualquier jugador de videojuego, es una declaración dentro del cuadro artístico plasmado en el videojuego. Nada es una casualidad, es un contraste con sentido.
Yami
Fuente: 3djuegos.com