El presidente de México, Felipe Calderón, envió al Congreso su Tercer Informe de Gobierno. En ceremonia de cuatro minutos, el Secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, entregó a los presidentes de la Cámara de Diputados, Francisco Ramírez Acuña (PAN), y del Senado, Carlos Navarrete (PRD), el texto de más de 700 hojas, para su lectura y comentario por los legisladores, en los próximos días.
El presidente Calderón había planeado un gran evento propagandístico para celebrar y promocionar los supuestos logros de su gobierno, sin embargo, no tomó en cuenta un detalle muy importante. En julio pasado se celebraron elecciones intermedias, y la nueva legislatura, según la ley, debe instalarse antes del informe presidencial, ya que éste debe ser dirigido y entregado al Congreso. La fiesta del Presidente fue pospuesta 24 horas.
La nueva legislatura está conformada por 500 diputados, de los cuales 230 son del Partido de La Revolución Institucional (PRI), lo que, en términos políticos-legales, significa que el ejecutivo estará sometió a un Congreso con quien deberá negociar.
En principio, suena bien que las decisiones más importantes del país no dependan de un solo hombre, pero el PRI no ha dejado el clientelismo, el autoritarismo, el corporativismo ni la corrupción. La mayoría priísta en el Congreso significa que los recursos del país serán desviados para la campaña presidencial del 2010, todo esto, cuando la nación está al borde de un estallido social.
A pesar de que, desde hace 9 años, el derechista Partido Acción Nacional ocupa la Presidencia, no ha combatido las estructuras mafiosas que dejó el PRI; al contrario, pactó con ellas, aprendió de ellas y superó al maestro. Con el PAN no hubo ruptura sino continuidad.
En un comunicado de prensa, el presidente Calderón sostuvo que para impulsar los proyectos de infraestructura de alta rentabilidad y para fortalecer el gasto social y los programas que sí son eficaces contra la pobreza, es necesario avanzar en la construcción de reformas que permitan mayores recursos fiscales y financieros. También aseguró que la crisis ( la peor en la historia del país) ya tocó fondo. La diputada federal del PRI, Carolina Gudiño Corro dejó claro que su partido se opone a poner impuestos a comida y medicinas.