Tienes que verlo para creerlo. No solamente en las cadenas de montaje de China hay destreza y maña con la tecnología. En las granjas también no se quedan atrás, y el boom aéreo que nos invade es prueba de eso. Es un helicóptero casero monoplaza que salió del ingenio de Wu Zhongyuan, granjero de 20 años, quien luego de años de fracasos con la siembra del arroz y la papa se señaló el muy peligroso desafío de construir este vehículo… y volarlo.
El helicóptero tuvo un coste que supera sutilmente los 1,100 euros, y se diseñó con piezas metálicas, el motor de su moto y con madera para las hélices. La necesaria documentación salió de libros escolares acerca de física y de ciertos patrones que el mismo Wu descargó de la Red. Desde de ese momento, los demás ingredientes con los que sazonar tal artefacto no pasaron de la creatividad, el esfuerzo y en la fe de que no se daría un golpetazo una vez que comenzase las pruebas.
Y fue así. O sea, así no fue, dado que no hubo tal caída. Sin contar con más pruebas que la foto que está dando la vuelta al globo con el propio Wu Zhongyuan a bordo del único asiento del que ha dotado su helicóptero, queda guardar prudencia para cuando llegue la hora del vídeo. El inventor, después de todo, ha asegurado sin pestañear que el vehículo se eleva hasta los 2,600 pies del suelo. Ya se verá…